16.3.06

DOLOR POR EL TIEMPO PERDIDO

Muy buenos amigos me han facilitado el facsímil de esta octavilla de 1932 y me es imposible evitar el dolor por el tiempo perdido y la angustia de ver cómo las obsesiones han vuelto.

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En el año 1932 los catalanes planteaban su Estatuto y usaban el chantaje inmoderado, la fuerza en el interior de Cataluña y las palabras dulces, falsas, ante los diputados en Madrid. Planteaban la destrucción de España pero entonces, como ahora, procuraban dar la sensación de que su estatuto sería beneficioso para todos.

Algunos españoles reaccionaron entonces como ahora, negándose al comercio con empresas catalanas, que es lo que la octavilla expresa (si no la lee bien, pulse sobre ella y obtendrá una ampliación). O sea, a las mismas causas los mismos efectos, en 1932 y en el 2005. Pero, entre ambas causas y efectos van setenta y dos años. Setenta y dos años perdidos por todos los españoles, retroceso del alma y de la Patria, y salvaje salto al pasado ciego.

Sabemos lo que los políticos catalanes de entonces y de ahora consideraban la causa de su catalanismo sin sen y separatista. Agravios; inventados, o sea, los mismos que ahora, exactamente iguales, pero con nombres distintos, por el aquello del disimulo. Coacción a los políticos y miseria humana. No parecemos saber la causa verdadera de esta obsesión separatista, entreverada muchas veces con la locura de unirse a Francia en la que, en efecto, se integró temporalmente.

Seguramente la verdad reside en que cierta burguesía comerciante cree que construir y controlar un estado catalán sería un negocio impresionante. Ya lo es ahora, con la Generalidad asilvestrada. Pero nada al lado de la opresión y la explotación de los seis millones de ciudadanos de la región con ínfulas, del solar con desierta previsión.

Se vuelve al principio: Sabemos que en 1932 existía una pendencia regional en todo semejante a la de hoy y una reacción popular idéntica: no tener ninguna relación económica con Cataluña.Sabemos qué pasó después: el fin del bienio jacobino de Azaña, el gobierno de la derecha algo floja, la sublevación de Asturias y Cataluña, muertes, catástrofes que no escarmentaron a nadie y, por fin, una guerra salvaje donde el Frente Popular hizo más bajas en su retaguardia que al enemigo en el frente.

Y ese es el problema: si las cosas se repiten, si se perpetúa el asalto a España y se recicla a gritos la Legalidad Republicana, ¿adónde nos va a llevar esta profecía que la octavilla encarna?

Y los síntomas son fatales: he aquí un titular en el que, sin rebozo, CiU chantajea locamente al gobierno. Mal gobierno es y de un partido que parece gobernar en Cataluña. Bajen la línea y lean:

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