21.2.06

HEMOS LLEGADO A MAL SITIO

De las fotos que aquí se reproducen, entre muchas disponibles la culpa la tiene quien las sacó y no quien imbuyó semejantes perrerías en las duras cabezas barcelonesas. Las fotos se explican solas, pero no el hecho de que sigan impunes. Al menos España, entre la palabrería serpentina, se entera de lo que son esos separatistas, que están siendo el prólogo a un gran enfrentamiento que no queremos los normales. Con eso cuentan los locos para sus chantajes.





En España las comedias hacen reír, pero acaban mal. ¿Qué español de 1978 hubiera votado SI, tras enseñarles estas fotos y otras aún más grotescas y malvadas? ¿Quién hubiera creído que eso llegaba envuelto en la novedosa Constitución, copiada de las antiguas que fracasaron? Pues aquí tienen adonde llegó esa palabrita que todos desfloraban: "Autonomías y nacionalidades".

¿Fuimos necios? Sin duda. Creer lo que dicen quienes viven de la charlatanería es necedad, sin duda. Que nadie diga que esto no se vió venir, porque sí se advirtió y quienes lo hicieron se convirtieron en "Catastrofistas". No interesa el apelativo casi insulto, sino el hecho de que aquella España del 78, y hasta del 85, consideraba una catástrofe esto que ahora está sucediendo. Algo así como pensar en la pancarta sobre la Puerta de Alcalá, con las fotos de Stalin, Lenin y otro más, quizá Trostky, donde se leía Viva Rusia. Y muera España. No otra cosa piden los miles y miles de manifestantes en Barcelona: Que España deje de serlo y que Cataluña empiece, de nuevo en manos de los caciques. Húndase el mundo y hágase Cataluña.

La noticia no está sólo en las fotos de la enorme manifestación de Barcelona por el separatismo. Está en que después no ha sucedido nada. O sea, la necesaria corrección de conceptos ofensivos para millones de Españoles. Siempre igual: política de guante blanco para nuestros ofensores y ninguna reparación de sus ofensas.

Es para cansarse de la despreocupada inanidad de jueces, políticos, fiscales y policías. Porque si aquello que era una catástrofe en los años ochenta, sucede ahora y no han cambiado las leyes, es necesario que los poderes del estado se apresuren en paliar esa situación terrible, catastrófica. Y si, por el contrario, nos llevaban a ella conscientemente y disimulaban tras su muro de palabrería, deben ser acusados de algo como la traición, que no existe ya en España, de tantos traidores como habría que perseguir.

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Las leyes nunca se han cumplido en Cataluña, y no sólo por desidia. Lo que pasa es que ahora la gente se va enterando de lo que pasa allí, y mucha se horroriza. Lo que pasa es que nadie comprende a esta Cataluña especial. Unos dicen que si es sentimental, tradicional; otros que si ha recibido tantos y cuantos agravios. No es eso, no lo es: La Cataluña actual es lo que las fotos de arriba muestran: la tribu ansiosa de meterse en la caverna y los hombres cobardes llenos de odio por quienes siempre les trataron con deferencia, haciendo rica a una región que hasta bien entrado el siglo XIX era pobre e inculta. Odio hacia una imagen de España que se viene alimentando, nuevamente, desde 1970. Odio en pelotas. No hay otra cosa.

Sabemos cuáles son los partidos asentados en el odio irresponsable y en la manifiesta mentira. Sabemos quién ha destapado, ahora mismo, esta caja perversa, mirando al soslayo al fantasma de su abuelo. ¿Cree, acaso, que, en pleno Siglo XXI no pueden pasar las cosas que ya pasaron? Eso dijeron en 1914, y en 1945, por ejemplo. Eso se dijo a la muerte de Tito, ese golfo, y vaya si pasó en la vieja Yugoslavia: ansia ciega de matarse.

¿A eso nos quieren llevar los de "vivir no es necesario, asesinar, sí"? Nadie sabe qué pasará, pero sin duda no se puede hacer, mostrar y gritar lo que los catalanes hacen, muestran y gritan sin esperar una indignación nacional perfectamente lícita, pero muy peligrosa para todos.



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